En junio de 2014, un grupo de activistas de Barcelona creó una plataforma ciudadana para presentarse a las elecciones municipales y “ganar” Barcelona de su tradicional gobierno de centro-derecha, que el movimiento consideraba que había vendido la ciudad a intereses empresariales. Con poco dinero y experiencia, el movimiento derrocó al orden político conservador y está empezando a generar cambios usando un modelo dinámico de participación ciudadana.

En 2014, un grupo de ciudadanos y ciudadanas que deseaba “ganar” Barcelona de su tradicional gobierno conservador creó un movimiento para presentarse a las elecciones, respaldado por un manifiesto redactado de forma colaborativa y centrado en cuatro pilares fundamentales: garantizar derechos básicos y una vida digna a toda la ciudadanía, impulsar una economía basada en la justicia social y ambiental, democratizar las instituciones y asumir un compromiso ético con la ciudadanía.

El texto también proponía erradicar la especulación económica, mejorar el acceso a una vivienda digna y reducir la dependencia del turismo. Todo esto se sustentaba en un compromiso ético con el conjunto de la ciudadanía y en una política de no endeudamiento con entidades financieras.

En septiembre de 2014, 30 000 personas habían firmado y validado el manifiesto. Se eligió a las personas que se presentarían como candidatas para representar a Barcelona en Comú en las elecciones y se puso en marcha una campaña de microdonaciones para financiar la campaña. Barcelona en Comú se alzó con la victoria en las elecciones municipales.

El proyecto de Barcelona en Comú para remunicipalizar el servicio de agua de la ciudad ha sido objeto de duros ataques por parte de los partidos neoliberales, pero las alianzas del movimiento con activistas y con otros municipios (que han logrado remunicipalizar este servicio con buenos resultados) ha sido clave para contrarrestar la presión.

Sin embargo, a diferencia del caso del agua, la propuesta del movimiento para remunicipalizar la energía no ha despertado ninguna oposición y se prevé que se cree una compañía municipal de electricidad que empezará a garantizar el autosuministro municipal y, poco a poco, comenzar a vender a un creciente número de ciudadanos. El Ayuntamiento quiere alcanzar la autosuficiencia energética mediante la instalación de paneles solares en las azoteas de los edificios de propiedad pública, como bibliotecas, mercados y centros cívicos.

También se han conseguido victorias en el ámbito de la vivienda: un límite sobre el número de licencias para apartamentos turísticos, multas a los grandes tenedores de vivienda vacía, reforma de edificios municipales céntricos para crear vivienda pública y cesión de suelos municipales céntricos para cooperativas de vivienda.

“Esta plataforma política ciudadana tiene una visión clara para la ciudad, que fue capaz de presentar para ganar las elecciones pese a la presión de los partidos políticos conservadores, los fuertes intereses del sector privado y los agresivos medios de comunicación convencionales. Resulta realmente impresionante ver el enorme apoyo que movilizaron y cuántos logros alcanzaron en un período de tiempo muy corto.”
– Lorena Zárate, evaluadora de Ciudades Transformadoras

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