¿Qué tiene de especial la iniciativa?
La Corporación Penca de Sábila ayuda a 12 000 pequeñas producciones agrícolas familiares en la zona rural de Medellín a realizar la transición hacia la agroecología (agricultura orgánica). Su método utiliza la comercialización y la venta justa de excedentes directamente a través de una tienda cooperativa, la creación de instrumentos jurídicos para la protección del campesinado del territorio y la formación de alianzas con asociaciones campesinas y universidades. Las ganancias se comparten anualmente en asambleas en las que participan los productores y productoras familiares. La corporación también se asegura de que el estado tenga en cuenta las necesidades de las familias agricultoras y reclama su apoyo para hacer frente a la COVID-19.
Resultados más destacados
A la fecha hemos formado dos asociaciones campesinas integradas por huertas que producen alimentos de forma agroecológica (donde se reduce o elimina el uso de plaguicidas en las actividades agrícolas), y comercializan y venden sus productos a través del Circuito Económico Solidario Colyflor, una red de comercio justo de productores rurales. Además, hemos impulsado con éxito la inclusión del Distrito Rural Campesino de Medellín en los recientes Planes de Ordenamiento Territorial y los planes de desarrollo de la región.
A través de la capacitación en principios agroecológicos, a cargo de la Escuela de Agroecología, se ha formado y capacitado a decenas de jóvenes y pequeños agricultores de la región, y también se logró la movilización social en defensa de los derechos campesinos, mediante reuniones, foros, debates, marchas, sentadas, mediante el intercambio de semillas y la recolección de firmas.
Este trabajo benefició a 104 campesinos y organizaciones que forman parte de la red de proveedores de la tienda Colyflor. También hemos creado la Asamblea Campesina del Valle de Aburrá, una alianza entre familias y organizaciones campesinas de la biorregión del Valle de Aburrá.
Nuestro trabajo muestra que es fundamental promover los derechos del campesinado y la agroecología como modelo alternativo de producción, ya que están directamente vinculados con la mejora de la salud de los y las productoras y consumidoras, y los ecosistemas, dado el estrecho vínculo que existe entre la salud humana, la animal y la ecológica.
Impacto de la pandemia de COVID-19
En Medellín, la crisis de la COVID-19 puso en primer plano la importancia de la soberanía alimentaria, junto a las necesidades de la población campesina que vive en las afueras de la ciudad. Denunciamos cómo los planes para combatir la COVID-19 revelaban falta de apoyo institucional a las comunidades rurales para garantizar la distribución de sus cultivos, y la inaceptable paradoja de que las familias campesinas perdieran sus cosechas sin poder venderlas, mientras que las familias de los barrios citadinos pasaban hambre. Parecería que la preocupación o la conciencia por el consumo responsable ha aumentado en algunos sectores y que los problemas de la población rural hallaron su lugar (hasta cierto punto) en la agenda pública, política y mediática de quienes tienen el poder en las zonas urbanas.
Cita del comité de evaluación
“Si bien el objetivo del proyecto está vinculado con la soberanía alimentaria mediante la implementación de una tienda (y red) de comercio justo y local de alimentos y dos huertas de producción agroecológica, el proyecto tiene un alcance mucho mayor, al intentar conseguir el reconocimiento jurídico de las zonas rurales y sus agricultores a nivel local y, de ser posible, a nivel nacional, así como los derechos de los agricultores. El trabajo es participativo, ya que incluye a universidades y alianzas con movimientos sociales en un contexto muy adverso, como un proceso de paz muy difícil.”
– Françoise Wautiez
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Para saber más puede leer este artículo en profundidad en Alponiente. También, más abajo puede descargar el formulario de solicitud cumplimentado por esta iniciativa para participar en el premio Ciudades Transformadoras.