Desde 2015, Cargonomia, una iniciativa de Budapest, funciona como un centro sostenible de transporte urbano y un punto de distribución de alimentos ecológicos de proximidad a través de su servicio de reparto con bicicletas, su cooperativa de construcción de bicicletas, su finca de agricultura ecológica a escala familiar, su panadería de productos ecológicos, su distribuidora de vinos y su red de voluntarios y voluntarias.
La cooperativa ayuda a suministrar más de 3000 cajas de alimentos ecológicos al año, con mensajeros que recorren en bicicleta casi 18 000 km y prestan servicio en 27 km2 de la ciudad. Esta actividad reduce directamente el impacto ambiental de la producción y distribución de alimentos que, a escala mundial, representa aproximadamente una cuarta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y una cantidad alarmante de desperdicio de alimentos.
Cargonomia opera desde un espacio que sirve como centro de despacho de repartos, punto de recogida de la caja de alimentos, taller de autorreparación de bicicletas, ropa y dispositivos electrónicos, y centro de logística para soluciones sostenibles de transporte urbano donde quienes integran la comunidad pueden tomar prestadas bicicletas de carga de fabricación local.
Cargonomia persigue contribuir a la educación juvenil reforzando la importancia de la formación práctica en los campos de la agricultura ecológica y la bicicleta, y fomenta su potencial mediante la organización de talleres con formadores y formadoras voluntarios. Cargonomia apoya el incipiente movimiento de la agricultura urbana en Budapest mediante la organización de eventos en otros espacios con huertos y mediante el establecimiento, en 2018, de un primer centro de pruebas agroforestales en Budapest.
En 2018, Cargonomia puso en marcha, con sus propios recursos, una red comunitaria para compartir bicicletas de carga. En estos momentos, se ofrecen, en cuatro puntos de la ciudad, 11 bicicletas de carga, remolques para bicicletas, y bicicletas para transportar perros, y niños y niñas. También ha iniciado un proyecto de alimentos comestibles en el entorno urbano, en colaboración con el distrito de Zuglo, donde comenzaron a plantar frutales, arbustos de bayas, hierbas aromáticas y flores en una antigua zona de aparcamiento ilegal que estaba abandonada.
“Esta es una iniciativa de carácter muy práctico, que conecta alimentos y movilidad y, lo que es más importante, que vincula los retos urbanos y los rurales. Ese último aspecto, en concreto, constituye una aportación fundamental frente a la brecha creciente entre las comunidades urbanas y rurales. Además, el caso muestra una gran conciencia del contexto político y cuenta con estrategias explícitas para abordarlo, y tender puentes entre las iniciativas locales de base y el gobierno local. La iniciativa parece tener muy buena base y ser realista."
– Flor Avelino
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