La lucha de 17 años de los trabajadores del sector textil de Bombay contra los poderosos propietarios de las fábricas textiles para conseguir tierra y vivienda en compensación por la pérdida de trabajo culmina en una victoria histórica que reconoce sus derechos sobre parte de las parcelas industriales urbanas.

La lucha de los trabajadores del sector textil de Bombay tiene 150 años de historia. Cuando las fábricas textiles tradicionales entraron en declive en las décadas de 1980 y 1990, los trabajadores del sector continuaron luchando, en primer lugar, por sus puestos de trabajo y, tras el cierre definitivo de las fábricas, por su derecho a vivir en la ciudad. Las 240 hectáreas de tierras donde antes se asentaban unas 50 fábricas sirvieron para albergar oficinas de lujo, viviendas, clubs y centros comerciales. En un principio, estas parcelas fueron cedidas a los propietarios de las fábricas hace más de un siglo a condición de que les dieran un uso exclusivamente industrial. Los trabajadores exigieron entonces una parte de esas tierras para construir sus viviendas. Su lucha dio como fruto una ley que garantizaba sus derechos sobre una parte de la propiedad. Hasta ahora, ya se han levantado unas 8000 viviendas y otras 18 000 están en proceso de construcción. El Gobierno dice que está buscando más tierra para alcanzar el objetivo de 100 000 – 150 000 viviendas. Mientras, la lucha sigue.

En 1990, el Comité de Acción de Trabajadores del Sector Textil (Girni Kamgar Sangharsh Samiti, GKSS), un comité sindical independiente del sector textil, convocó manifestaciones y ocupaciones, ejerció medidas de presión ante el Parlamento, mantuvo negociaciones con el Gobierno, desarrolló campañas de apoyo y organizó barricadas callejeras, sentadas y marchas. El Estado apoyó a los trabajadores tanto de forma abierta como encubierta. Lo que al final resultó más eficaz fue una insistencia pertinaz, una brillante estrategia de amplias y variadas alianzas, la relevancia adquirida por los trabajadores del sector textil en las escenas electoral y política, y la simpatía de las jerarquías más bajas de la Policía y de la Administración que procedían de familias del sector textil.

“Esta lucha es única por las estrategias desarrolladas y por su persistencia en aspirar a metas concretas teniendo siempre en mente a las bases y la comunidad en general.”

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